Ahora no es el momento. Ahora estamos en crisis, no es momento para pactos fiscales ni para independencias.
· ¡Lástima no haberlo pedido cuando la burbuja inmobiliaria! A lo mejor en el futuro cuando las cosas vayan mejor se puede intentar.
· Parece un argumento de mal pagador: vuelva Vd. mañana.
El pacto fiscal no es constitucional. Sólo se permite un acuerdo fiscal con el país Vasco i Navarra, i porque su PIB es pequeño pero a nadie más.
· La verdad es que la constitución no habla de cómo tiene que hacerse el reparto fiscal, sino que sólo trata de centrar los principios.
· El pacto fiscal sólo tiene limitaciones políticas, es decir, la intención o no de hacerlo.
La independencia no es constitucional. Cualquier intento de secesión va contra la constitución y contra las leyes. Consecuentemente la respuesta de las Cortes españolas a esta propuesta será negativa.
· Efectivamente la constitución no prevé un mecanismo de segregación. Tampoco la limitación de déficit fiscal era constitucional y tuvo que modificarse la constitución en el plazo de días. Ni la incorporación en la UE y la correspondiente cesión de soberanía está prevista en la constitución pero, no se ha esgrimido a ésta para no entrar.
· La constitución, y las leyes, están al servicio de las personas y no al revés. Por eso tienen que modificarse cuando haga falta.
· Si no se hace es por falta de voluntad política.
Cataluña no podrá ingresar en la UE. Porque España y otros países vetarán su entrada. O en todo caso tardará muchos años en conseguirlo. Sin este mercado se enfrentaría con un período de decadencia económica muy importante. Como Kosovo.
· No queda muy claro cuando un estado se parte, a que parte corresponde los derechos del tratado de la UE. Kosovo no se separó de ningún estado miembro de la UE.
· La mayoría de los derechos que reconoce los tratados de la unión se refiere a sus ciudadanos. ¿Qué pasará con los europeos, españoles o catalanes residentes en Cataluña? ¿No los respaldará la UE a pesar de que tienen pasaporte europeo?
· Todo es negociable si se quiere negociar.
Cataluña no tiene futuro separada de España. Es un pequeño país en el concierto mundial. Carece de la masa crítica para subsistir dignamente. Sin grandes instituciones financieras ni grandes industrias que la sustenten.
· En realidad sería el 12 de los 27 por su población y PIB. Más del 50% de los países de la UE estarían por debajo. Por encima de Finlandia y de Irlanda.
· Cataluña tendría el futuro que fuera capaz de conseguir con el apoyo de la UE
Cataluña perderá todo el mercado español que es el 80% de sus ventas al exterior. Las empresas no tendrán mercado interior suficiente para sus productos y se hundirán. Las inversiones internacionales no tendrán interés en instalarse en Cataluña.
· Los compradores adquieren por calidad y precio. Venga de la China, Tailandia o Marruecos. Las campañas de compre productos nacionales siempre han acabado en fracaso.
· Los boicots ideológicos a determinados productos muy específicos, como el cava, han durado siempre poco tiempo.
· Lo único que debe importar a Cataluña es ser competitiva y caracterizarse por la calidad de sus productos y servicios.
No tiene sentido las segregación en un contexto de globalización que integra. La UE crece integrando países que renuncian a parte de su soberanía monetaria, comercial y de fronteras. El movimiento del siglo XXI es la globalización, el nacionalismo es del siglo XIX.
· La integración no implica homogenización ni imposición cultural. Al contrario la globalización se enriquece con la diversidad. La UE no impone reglas culturales ni religiosas a sus miembros. Al contrario favorece su riqueza lingüística y cultural.
· Los estados que imponen reglas de comportamiento homogeneizadoras son los que tienen connotaciones del más puro colonialismo del estilo del siglo XIX
· Lo que sí es del siglo XXI es la integración de los pueblos de ciudadanos libres en estructuras de colaboración y de mayor eficacia para los mismos.
La soberanía está en el conjunto de los ciudadanos de España, no en los de una autonomía en particular. Quien tiene que decidir si se separa Cataluña, o no, es el conjunto de los ciudadanos españoles. No caben plebiscitos en Cataluña que digan lo que piensan sus habitantes.
· Es cierto es lo que dice la constitución española. Pero cuando en temas locales, como el uso de la lengua o el de la educación o el de las prioridades de inversión en el territorio, se prioriza la opinión de los votantes ajenos al territorio, la situación no se hace sostenible.
· Las personas con su cultura y su identidad social deben ser respetadas en cualquier estructura en que se integren: federal, confederal o supranacional como la UE.
El camino hacia la independencia es muy difícil, sino imposible. La gente que sale a la calle no sabe muy bien los problemas en los que se mete a la colectividad. Problemas que lejos de aligerar el paro o los efectos de la crisis los incrementará. Nos estamos dirigiendo a un precipicio.
· Siempre lo más seguro es no moverse. El temor a lo desconocido es uno de los frenos para el cambio tanto en la vida personal como en el de las empresas.
· Esta es la razón de más peso ya que el sacrificio a exigir puede no justificar los beneficios futuros a obtener.
Aquí aparecen dos percepciones diferentes la de los jóvenes que pueden quizás disfrutar del futuro y los mayores que sólo padecerán el presente.