— Buenos días.
— Buenas tardes.
— ¿Sabe Vd. si hay muchos independentistas?
— No, pero creo que son pocos y mal avenidos.
— En las fotos salen muchos.
— Pero están manipuladas. No las fotos, sino las gentes. Es un negocio de venta de camisetas.
— Y los federalistas ¿cuántos son?
— Menos. No pueden ni manifestarse porque ni siquiera saben lo que quieren.
— Entonces los unionistas o autonomistas, con o sin mejoras, son.....
— Estos sí son cantidad. Son la mayoría silenciosa que no sale, no grita, no vota.....
— Con lo que me dice sería mejor contarlos a todos, apoyar al grupo mayoritario y acabar con las expectativas inútiles. ¿No?
— Sí pero, consultar, lo impide la ley.
— ¡Oiga! y si en lugar de consultar hacemos una encuesta masiva y bien hecha. Por ejemplo una dirigida por el CIS.
— La pregunta también sería ilegal.
— ¡Vaya!
— Mire, hay cosas en el mundo que nunca se podrán saber.
— Como por ejemplo: ¿cuántas clases de monjas hay?
— Eso sólo Dios lo sabe.
— Y por lo tanto ¿debe saber también cuántos independentistas hay?
— Evidentemente.
— Entonces se me ocurre una idea: ¿Por qué no rezamos para qué Dios haga una revelación?
— Hombre..... dicho así…..
— Podría revelarlo al Papa o al presidente de la Conferencia Episcopal, que son gente de confianza.
— Hombre..... déjeme pensar.....no, no está nada mal.
— Nos ahorraríamos muchos gastos y discusiones.
— Pero tenga en cuenta que lo guardarán 300 años antes de hacerlo público, como sucede con lo de Fátima.
— Pues así no nos servirá de mucho. Pero se me ocurre otra idea.
— A ver.
— ¿Por qué no realizamos la pregunta al revés?
— ¿Cómo?
— Así: "Quiere Vd. quedarse como está o, a lo sumo, con mejoras cosméticas y simétricas".
— ¿Y qué?
— Pues qué, los que no contesten, ni voten, serán los independentistas irredentos.
— Es que la ley dice que no se puede preguntar sólo a sus paisanos. Se ha de preguntar a todos.
— Pues pregúntele a todos. Los que no contesten, seguirán siendo los independentistas irredentos.
— Me parece que es una pregunta trampa. Lo voy a analizar con la Fiscalía General.
— Pues ya me dirá. Buenos días.
— Buenas tardes.